El otoño representa un momento clave para el manejo nutricional de los cultivos.
Tras los meses de mayor actividad vegetativa y productiva, la planta inicia un nuevo ciclo fisiológico donde la recuperación de reservas, la resistencia al estrés ambiental y la preparación para el invierno son fundamentales.
En esta etapa, los agricultores deben ajustar sus estrategias de fertilización para garantizar un equilibrio entre productividad, calidad y sostenibilidad del suelo.
La nutrición otoñal no consiste solo en aplicar fertilizantes, sino en entender los procesos metabólicos que ocurren en la planta y cómo se ven influenciados por las condiciones climáticas propias del otoño: temperaturas más bajas, menor radiación solar, días más cortos y variaciones hídricas.
Estos factores modifican la absorción y movilidad de nutrientes, lo que exige una planificación nutricional precisa y adaptada.

Necesidades nutricionales de los cultivos en otoño
Durante el otoño, los cultivos reducen su ritmo de crecimiento, pero mantienen una intensa actividad fisiológica interna.
Es el momento en que la planta almacena carbohidratos, proteínas y minerales para el inicio del nuevo ciclo.
En cultivos perennes, como cítricos, olivo o vid, esta etapa es crucial para reconstituir reservas en raíces, troncos y yemas.
En hortícolas de ciclo otoño-invierno, como lechuga, brócoli o col, la nutrición equilibrada determina la formación foliar, el calibre y la calidad comercial.
Los macronutrientes primarios —nitrógeno (N), fósforo (P) y potasio (K)— desempeñan papeles diferenciados:
- El nitrógeno debe reducirse respecto al verano, ya que el exceso provoca tejidos tiernos y vulnerables a enfermedades.
- El fósforo se vuelve esencial para fortalecer el sistema radicular y favorecer la acumulación energética (ATP).
- El potasio mejora la resistencia a bajas temperaturas, regula la apertura estomática y optimiza el transporte de azúcares hacia los órganos de reserva.
En paralelo, los microelementos (hierro, zinc, manganeso, boro o molibdeno) mantienen su importancia: intervienen en la fotosíntesis residual, enzimática y en la regulación osmótica, funciones críticas cuando el metabolismo se ralentiza.

Ajuste de la fertilización según clima y suelo
En otoño, las condiciones climáticas y el estado del suelo determinan en gran medida la estrategia de nutrición.
Las lluvias intermitentes pueden lixiviar nutrientes móviles como nitratos o sulfatos, mientras que el descenso térmico reduce la absorción radicular.
Por ello, es recomendable aplicar productos de rápida asimilación y con alta eficiencia de uso.
Algunos consejos prácticos para optimizar la fertilización otoñal incluyen:
- Analizar el suelo y el agua antes de programar los aportes, especialmente el pH y la conductividad eléctrica, que condicionan la disponibilidad de microelementos.
- Usar fertilizantes líquidos o soluciones nutritivas complejadas, que mejoran la absorción frente a suelos fríos o saturados de humedad.
- Ajustar el riego para evitar encharcamientos que limiten la oxigenación de las raíces.
- Combinar aplicaciones radiculares y foliares, asegurando una nutrición equilibrada tanto desde el suelo como desde la parte aérea.
La agricultura de precisión y el uso de bioestimulantes juegan aquí un papel esencial.
Estos productos no solo nutren, sino que activan rutas metabólicas que mejoran la tolerancia al estrés abiótico, favoreciendo un desarrollo más homogéneo y una mejor recuperación postcosecha.
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Bioestimulación y recuperación postcosecha con Vegeamino

Uno de los productos más recomendables en este periodo es VEGEAMINO, un bioactivador de origen vegetal basado en aminoácidos libres obtenidos por hidrólisis.
Estos compuestos orgánicos actúan directamente sobre la fisiología de la planta, activando el metabolismo y la síntesis proteica, además de mejorar la asimilación de nutrientes y microelementos.
En otoño, este abono foliar con aminoácidos resulta especialmente útil por varias razones:
- Favorece la recuperación tras el esfuerzo productivo del verano, ayudando a la planta a restablecer sus niveles energéticos.
- Refuerza los mecanismos de defensa frente a condiciones de estrés, como cambios bruscos de temperatura o exceso de humedad.
- Mejora la actividad enzimática, fundamental para mantener una fotosíntesis eficiente incluso con menor radiación solar.
Su aplicación puede realizarse por vía foliar o radicular, en frutales, cítricos, hortícolas y cereales, siendo una herramienta de alta eficacia en estrategias de nutrición otoñal sostenible.
Potasio móvil y calidad de fruto: MOBILE K

El Potasio es el elemento clave del otoño. Participa en la movilización de azúcares, regula la transpiración y refuerza la estructura celular. Sin un correcto nivel de K, las plantas presentan menor resistencia al frío y frutos con peor calidad.
En este contexto, MOBILE K, desarrollado por Artal Smart Agriculture, es un bioestimulante líquido a base de potasio orgánico de alta movilidad, cuya formulación bicarboxílica permite una rápida absorción y translocación de nutrientes en toda la planta.
Ensayos realizados en cultivos como tomate y lechuga demuestran que MOBILE K incrementa el peso, el calibre y la uniformidad de los frutos, además de favorecer un transporte más eficaz de nitrógeno y fósforo hacia los órganos de reserva.
Su uso en otoño está especialmente indicado para:
- Frutales y hortícolas de recolección tardía, donde el abono de potasio determina la calidad final del fruto.
- Cultivos en fase de maduración o engorde, que requieren maximizar la acumulación de azúcares.
- Suplemento postcosecha para fortalecer tejidos y mejorar la respuesta ante heladas o estrés hídrico.
La sinergia entre VEGEAMINO y MOBILE K permite diseñar programas nutricionales equilibrados que aportan energía, resistencia y calidad, pilares básicos de una gestión agronómica inteligente.

Nutrición equilibrada y sostenibilidad
El enfoque moderno de la fertilización en otoño debe alinearse con los principios de la agricultura sostenible.
Más allá del rendimiento inmediato, es necesario mantener la salud del suelo y la biodiversidad microbiana, factores que determinan la productividad a largo plazo.
En este sentido, los fertilizantes líquidos y bioestimulantes de Artal, gracias a su formulación equilibrada y su compatibilidad con la agricultura ecológica en varios casos, ayudan a optimizar las dosis aplicadas y minimizar pérdidas por lixiviación.
Entidades como la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) y el CIHEAM (Centro Internacional de Altos Estudios Agronómicos Mediterráneos) destacan la importancia de integrar productos bioactivos y prácticas de bajo impacto ambiental para garantizar sistemas agrícolas resilientes frente al cambio climático.
La línea de soluciones de Artal encaja perfectamente en esta visión, aportando herramientas que combinan eficiencia, innovación y sostenibilidad.
Planificar el otoño para sembrar el éxito del próximo ciclo
El éxito de la campaña siguiente se empieza a construir en otoño. Una nutrición equilibrada, adaptada al clima y al suelo, permitirá a las plantas entrar en invierno con reservas suficientes, raíces activas y una fisiología preparada para el nuevo brote.

Incorporar soluciones técnicas como VEGEAMINO y MOBILE K, dentro de un programa integral de fertilización líquida y bioestimulación, es una estrategia eficaz para mantener la vitalidad del cultivo, protegerlo frente a los estreses y mejorar la calidad de la producción.
La experiencia de Artal Smart Agriculture, respaldada por décadas de innovación en nutrición vegetal, ofrece a los agricultores herramientas científicamente validadas para responder a las exigencias del otoño y preparar con éxito la próxima campaña.