ARTAL Smart Agriculture se viste de luto por la irreparable pérdida de José Francisco Casañ Gil -Pepe para todo el mundo- o “PepeYayo” para su familia desde que su hija Marta le hiciera abuelo por primera vez hace 7 años.

En 1984, Pepe se incorporó a la empresa, donde ha estado ejerciendo como jefe de contabilidad hasta su reciente jubilación, el pasado 11 de septiembre. Pero decir que Pepe era el contable de ARTAL es quedarse muy, muy corto. Desde que inició su andadura profesional en la compañía, entonces liderada por D. Francisco R. Artal Such -tercera generación de la empresa, fundada en 1895-, Pepe se convirtió rápidamente en un gran aliado de la empresa y de la familia propietaria. En la mano derecha de Paco Artal.

Tras más de veinte años a su servicio, fue un destacado protagonista del relevo generacional: ayudó y acompañó a la transición para que la cuarta generación tomara las riendas de la empresa, una travesía que llegó a buen puerto gracias a su apoyo, entrega y dedicación.  

Pepe no era el contable de ARTAL, era parte de ARTAL y era respetado y querido por todos sus compañeros, clientes y proveedores que tuvimos la gran suerte de tratarle; “conocerle era quererle”, como a él le gustaba decir. Era toda una institución, el corazón de la empresa.

Pepe ha sido una de esas personas única, especial e irrepetible. Entre sus muchas virtudes, destacaban su dinamismo, energía, vitalidad, carácter resolutivo, humildad, capacidad conciliadora y lealtad. Un regalo que la vida nos puso a nuestro lado.

Durante estos 39 años, era la primera persona a la que llamar cuando los cosas se torcían y la persona con quien estar cuando las aguas se calmaban, para poder razonar o comentar inquietudes y proyectos; siempre dispuesto a una buena conversación y a brindar su ayuda y apoyo.

La vida a veces es injusta y no devuelve a las personas todo lo que ellas dan. Pepe aseguraba que se jubilaba pero que no desaparecía, y que para cualquier cosa no había más que llamarle y tardaba 10 minutos en llegar, pero tan solo 13 días después de su jubilación, ha querido apartarlo de nuestro lado, pero no de nuestros corazones.

Como te dijimos la tarde de tu jubilación: “Ha sido un honor y un privilegio tenerte con nosotros y muchas gracias por haber cuidado todos estos años de la empresa y de la familia Artal”.

Donde quiera que estés, deseamos que disfrutes de tu merecida jubilación.

Siempre has sido y serás parte de ARTAL y tu nunca te olvidaremos

Un abrazo fuerte, PEPE

DEP

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